Devocional de Salmos 136:1
- Ten Fe
- 23 ene
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 23 ene

¿Has considerado que la misericordia de Dios nunca se agota, sin importar lo que pase?
El Salmo 136:1 nos invita a reflexionar profundamente sobre el carácter eterno del amor y la misericordia de Dios:"Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia."
Este versículo, tan simple pero tan profundo, nos confronta con una realidad que a menudo olvidamos: la bondad de Dios no está condicionada a nuestras circunstancias. En un mundo lleno de cambios, incertidumbres y fracasos humanos, el salmista nos recuerda que la bondad y la misericordia de Dios son eternas, firmes e inmutables.
1. La bondad de Dios como fundamento de nuestra alabanza
Cuando el salmista nos llama a alabar a Jehová, no es una simple sugerencia. Es un mandato lleno de amor que nos impulsa a reconocer a Dios por lo que Él es, no solo por lo que hace. Su bondad es parte intrínseca de su naturaleza, y no depende de nuestras acciones ni de lo que podamos ofrecerle. ¿Cuántas veces condicionamos nuestra gratitud a si las cosas van bien o no? Este versículo nos desafía a alabar a Dios incluso en las tormentas, porque su bondad es constante.
2. La eternidad de su misericordia
La frase “para siempre es su misericordia” es como un eco constante a lo largo del Salmo 136. Nos recuerda que su misericordia no tiene fecha de caducidad. No importa cuántas veces fallemos, cuántas veces caigamos, o cuántas veces nuestra fe flaquee, la misericordia de Dios nos sostiene. Su amor es renovado cada mañana (Lamentaciones 3:22-23), un recordatorio de que nuestra relación con Él no está basada en méritos, sino en su gracia infinita.
3. Una invitación a confiar
En momentos de dificultad, es fácil dudar de la bondad de Dios. Pero este versículo nos anima a recordar su fidelidad a lo largo de nuestra vida y la historia. Él siempre ha sido bueno, siempre ha sido misericordioso. Esta verdad debe impulsarnos a confiar en que su bondad prevalecerá, incluso cuando no entendamos su plan.
¿Cómo responderás?
Este versículo nos llama a una respuesta activa: alabar a Dios en todo tiempo, recordar su bondad y descansar en su misericordia eterna. ¿Cómo puedes hacer esto hoy? Tal vez es a través de una oración de gratitud, una decisión de confiar en Él frente a la adversidad, o un acto de amor hacia los demás, reflejando su bondad en tu vida.
Antes de terminar, hagamos esta pequeña oración; Señor, gracias por tu bondad infinita y tu misericordia que nunca se agota. En medio de los días difíciles, ayúdame a recordar que tu amor es eterno y que siempre estás conmigo. Haz que mi corazón sea lleno de gratitud y alabanza, confiando en que tus planes son perfectos y que tu misericordia me sostiene cada día. Amén.
Que nuestra vida sea un eco constante de alabanza,
porque Dios es bueno y su misericordia no tiene fin.
Salvemos una vida hoy compartiendo la Palabra de Dios
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¡Dios te ama!
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