Cada lágrima en la adversidad es recogida por Dios
- Ten Fe
- 15 ago 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 9 oct 2024

¿Alguna vez te has preguntado por qué Dios permite que llores?
En esos momentos donde el dolor parece insuperable y las lágrimas fluyen como un río, es fácil sentir que estás solo. Pero, en medio de la adversidad, hay una verdad inquebrantable que debes recordar: Dios ve cada lágrima que derramas. No hay sufrimiento, por pequeño o grande que sea, que Él no note. Él es tu refugio, y cada lágrima que derramas es recogida con amor por Su mano compasiva.
La Escritura nos dice: “Tú llevas la cuenta de mis lamentos; pon mis lágrimas en tu redoma” (Salmo 56:8). Esto significa que Dios no solo observa tu dolor, sino que lo atesora. Tus lágrimas son preciosas a Sus ojos, y en Su tiempo perfecto, Él las transformará en un torrente de bendiciones. Este proceso de transformación es un testimonio del poder de Dios para cambiar el lamento en gozo.
A veces, la vida nos presenta desafíos tan grandes que parece que las lágrimas nunca se secarán. Sin embargo, Dios nos da una promesa clara: “Los que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría” (Salmo 126:5). No te equivoques, cada lágrima es una semilla que siembras en la tierra fértil de la fe. Y aunque ahora puedas estar regando esa tierra con dolor, la cosecha será abundante en gozo y bendición.
Pero, ¿qué harás con tus lágrimas? ¿Las dejarás caer en el suelo y se perderán, o las entregarás a Dios, confiando en que Él las convertirá en algo hermoso? La adversidad no es el final de tu historia, sino el comienzo de un testimonio poderoso. Dios no solo ve tus lágrimas; las usa para preparar un futuro lleno de Su gracia y amor. Cada lágrima es una oportunidad para ver el poder de Dios manifestado en tu vida.
Recuerda también que “Él enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” (Apocalipsis 21:4). En Su reino, el dolor y el sufrimiento no tendrán la última palabra. Un día, cada lágrima será borrada, y lo que quedará será la gloria de haber confiado en Dios en medio de la tormenta.
Entonces, ¿confías en que Dios está trabajando en medio de tu dolor? No dudes. Permite que tus lágrimas se conviertan en un testimonio de Su fidelidad y poder. Cada una de ellas es una prueba de que tu sufrimiento no es en vano, y que en el tiempo de Dios, será transformado en una abundante bendición.
Salvemos una vida hoy compartiendo la Palabra de Dios
Recuerda que estoy para servirte y orar por ti, no dudes en escribirnos será un honor poder apoyarte en oración.
¡Dios te ama!
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